Su universo comienza allí donde la sombra que pisa.
Su mirada es un arma de muchos filos.
Hay que estar en muchos frentes.
Hay que beber aventuras que, por imposibles, rezumen ilusión.
Su mirada termina en un horizonte blanco, esplendido, sin confines posibles.
Su mirada está cargada de utopías.
Después, con el paso del tiempo, no se pierde.
No juguemos a las mentiras.
Más tarde, con el caminar gigante, se deja esta mirada en el doblado y por miedo, por temor, por absurdo interés, se saca del costal aquella otra que de nada sirve, que a nadie engaña.
Y entonces, con aquella mirada, nos pensamos hombres.
Lastima
La mirada de la inocencia, bien reflejada en sus ojos. El blanco y negro es delicioso y no me molesta esa perdida de detalle en la esquina superior derecha, por que es el rostro el que gata todo el protagonismo. Quizás le hubiera ido bien algo más de aire en su zona derecha.
ResponderEliminarGran imagen, muy buena.
Un abrazo
que bonita, es la mirada inocente de un niño... me encanta.
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