Son, en cuanto que llega el buen tiempo, los impenitentes viajeros a los lomos de sus "burras". Hay como una especie de liturgia en ellos detras de la que se esconde un "otro yo" al que dejan rienda suelta los fines de semana. Y son felices.
Estos me recordaron a un amigo, muy serio y encorbatado, asesor de empresas, masterizado y con imagen de joven yuppie.... que los sábados se transformaba en motero y sacaba su autentico yo a pasear por esas carreteras de dios..., hasta que un "quitamiedos" de esos le mató en una curva. Seguro que murió felíz, me dijo su joven viuda, porque ese era el verdadero Javier..., vaya por él.
Estos me recordaron a un amigo, muy serio y encorbatado, asesor de empresas, masterizado y con imagen de joven yuppie.... que los sábados se transformaba en motero y sacaba su autentico yo a pasear por esas carreteras de dios..., hasta que un "quitamiedos" de esos le mató en una curva. Seguro que murió felíz, me dijo su joven viuda, porque ese era el verdadero Javier..., vaya por él.