Me gustan las noches de verano junto al mar, esa sensación suave y cálida, casi aterciopelada que tiene la brisa en los pueblos costeros, me reconforta y recarga de energía.
La costa dálmata es idónea para sentir las noches. Alejado del bullicio del centro de Split, desde el puerto comercial donde salen los ferris a diversas islas y hacia la costa italiana, desde allí es un placer sentir la noche contemplando la silueta de la ciudad.
Ahora que el frío se hace notar es cuando más me gusta recordar esos días de verano.
20mm
f/3,5
1/20 seg.
ISO 200
¡Que bonita Ángel! el cielo y su fondo de nubes difuminadas parecen estar trazados a brochazos..
ResponderEliminarabrazos
¡IM-PRESIONANTE!, es MUY bonita Ángel.
ResponderEliminarTe veo con el trípode (como un poseso) buscando la luz, sin que se te escape nada.
El trabajo de edición (tan limpia) es, también, cojonudo.
Me gusta mucho. Un fuerte abrazo Ángel.
Parece como si las ciudades, en cuanto que empieza a caer la noche, se vistiesen de gala "de noche" como las mujeres en esas ocasiones especiales, solo que a diario. Y empiezan a brillar sus mejores joyas, iluminadas para la ocasion, a resaltar sus volúmenes, a encantar sus oscuridades casi veladas y a enamorar de una manera mas suave, mas sutil...
ResponderEliminarHasta el sol, que ya no está, parece haber querido dejar un recuerdo con ese aire caliente aún y que transforma la longitud de onda traduciendose en los colores típicos de la puesta de sol (que cosa tan poco poetica la explicacion de esos colores tan preciosos).
Por muy de libro que sea tu trabajo, fijaté si es capaz de conmover a quien -por muy borrico que sea- aún le queda algo de sensibilidad... o quiere conservarla a pesar de los años¡¡¡
Que me gusta un casho...y ya está.
Un abrazote,