Abrió los ojos.
Solo se oía el leve zumbido que producen los trenes cuando están parados.
El asiento, a su lado, estaba vacío, como el resto del vagón. Ella no estaba.
Desorientado, creyó estar soñando un sueño de trenes.
Miró por la ventanilla. El tren estaba detenido pero él no conocía aquella estación.
De pronto creyó reconocerla al otro extremo del anden.
La llamó pero su voz no atravesó el grueso vidrio. Golpeó el cristal pero ella siguió su camino.
Se puso de pie y saltó del tren. La alcanzó. Tocó su hombro.
Se volvió y su mirada, interrogante, mostró extrañeza.
"Perdón, la he confundido con otra persona", dijo.
Al volver la cabeza la vio. Estaba en el vagón. Su cara pegada a la ventanilla del tren que aceleraba.
Le pareció verla sonreír mientras el tren se alejaba de aquella estación sin nombre.
40 mm
f/5.6
1/60 s
ISO 400
No sé como lo has hecho, me refiero a esa desaturación progresiva, pero le queda fantásticamente bien. Reparte el peso, no solo del volumen sino el del color -o el no color- como elemento narrativo, divide cielo y suelo, como si dividiese realidad y utopía.
ResponderEliminarMe gusta mucho.
Un abrazo,
Te dejo este enlace. Al ver tu fotografía y leer tu texto he pensado que tal vez te interese.
ResponderEliminarSaludos.
http://convoy89.blogspot.com/
Gosto muito das cores desta foto. Abraço
ResponderEliminarEl relato es hermosos y la fotografía no hace navegar por los sueños e interpretar a nuestro gusto la fantasía de las letras.
ResponderEliminarLa fotografía es cojonuda
Un abrazo
Antonio, la foto está sacada desde el interior del vagón y combina "lo de afuera" en color y "lo de adentro", reflejos en BN.
ResponderEliminarMe pareció adecuada para mezclar sueños y realidad.
Un abrazo
Gracias, aónimo, por el enlace. Muy oportuno.
ResponderEliminarSaludos