Bueno, yo sigo con lo mío y vuelvo por tierras croatas, esta vez parando en Split. Otra de sus bellas ciudades bañada por el la luz y el color del Adriático. Su mayor grandeza reside en el Palacio de Diocleciano, situado frente al puerto viejo y desde donde fue creciendo la ciudad a lo largo de los siglos.
Como podéis apreciar la dureza de la luz es colosal, potenciada por la luminosidad de la piedra utilizada en la construcción del palacio y alrededores. Pero lejos de preocuparme, esta fuerte luz, se convirtió en la protagonista de todo el viaje y poco a poco fue lo que incoscientemente buscaba.
Tokina 12-24
15 mm
f/7,1
1/500 seg.
ISO 100
La luz es plenamente hijoputesca, si señor.
ResponderEliminarPero eso no impide que yo sienta -irremediablemente- esa sensacion que siempre noto cuando veo lugares como éste, cargadas sus piedras de Historia...
Tendré que hacermelo mirar, no creeis??
Un abrazo,
Si que es jodida, pero no se te resiste, es excelente el trabajo de edición (porque detrás hay una buena fotometría, esa es la base). El ángulo en que inicide es buenísimo, porque da volumen a los edificios.
ResponderEliminarSupongo que está tomada a esa hora que tú sueles retratar.
Una "pasada" Ángel. Me encanta.
Un abrazo
Seria fuerte la luz Ángel, pero por la altura de las sombras creo que el momento ideal, se nota por el contraste de las columnas sobre el cielo...
ResponderEliminarUn abrazo
Si efectivamente es la hora que a mi me gusta fotografiar. Está tomada sobre las 9:30 o las 10:00 de la mañana. Pero es que allí la luz, aún a esas horas, es muy intensa, pero como bien apunta Paco, se aprecia que el sol anda aún bastante bajo.
ResponderEliminarMe gusto mucho esa luz tan intensa, pero cálida y agradable, todo un reto fotográfico.
Me alegro que os guste